jueves, 8 de septiembre de 2011

Hoy me han hecho feliz.

Me dirijo al lugar de siempre y llego un poco antes de la hora acordada. Entro al despacho, saludo a la recepcionista y ésta me hace pasar a la sala de espera. Miro a mi alrededor, muchas caras y todas desconocidas, cómo de costumbre. Supongo que al común de los mortales no les gusta acudir a este tipo de sitios y, por lo tanto, los evitan siempre que pueden. Entonces surge una duda en mi interior, si ésto es así, porqué vengo de forma libre y voluntaria? Pero ya es demasiado tarde, estoy dentro y no puedo salir.

Mientras espero ojeo una revista, pero no puedo evitar pensar en mi comportamiento. La última vez que acudí ahí, hace un poco más de un mes, prometí que me portaría bien, que pondría todo de mi parte y que no la decepcionaría. Tras observar mi comportamiento de estas semanas resulta obvio que he incumplido cada una de estas promesas. Pero ya no hay vuelta atrás, tengo que ser responsale de mis actos y lo seré.

Imagino cómo iran las cosas: entraré en su despacho y ella me preguntará qué he estado haciendo, tendré que confesar que no he sido buena (mentir resulta inútil porque la verdad saldría a la luz de forma clara y dolorosa), me sonreirá condescendientemente, me hará las pruebas de rigor y, en vista de los resultados, me recriminará mi comportamiento. Y yo no tendré otra opción que escuchar con la cabeza gacha y aceptar mi reprimenda. Es entonces cuando pienso, porqué no me he portado cómo debía? Tanto me costaba seguir sus directrices?

Miro el reloj, vamos retrasados. Media hora más tarde de lo acordado me hacen pasar. Me siento en mi silla. Nos miramos a los ojos y empieza el interrogatorio. Confieso. Lo confieso todo. Para qué alargar la agonía y montar un castillo de naipes! Sé que se va a desmoronar en cuanto me suba al aparato. Me sonrie de forma condescendiente y me hace subir a lo que, para mí hoy, resulta un potro de tortura. Realiza sus mediciones y, sin que me lo espere en absoluto, me felicita: "Felicidades, has perdido 1,5 kg este verano!" No me lo puedo creer!!

A pesar de mis días de excesos, a pesar de los bermutitos en las terrazas y a pesar de algún heladito para paliar el calor, he perdido peso! Un poco más y me abalanzo sobre la mesa para darle un abrazo a mi dietista! Concertamos cita para final de mes y salgo de la consulta mucho más feliz de lo que entré. Desde cuando se necesitan grandes logros para sentirse bien? En mi cabeza Romina y Al Bano empiezan a tararear...


2 comentarios:

Uno dijo...

Muy bien contado y gran final. Me alegro por tu alegria, por tu satisfación y por el logro.

Me permito ponerte dos videos del mismo titulo que el que publicas que me gustan mucho:
http://www.youtube.com/watch?v=8eYxjusjsyI
http://www.youtube.com/watch?v=8eYxjusjsyI

Espero que alguno te guste :-)

Besotes

Uno dijo...

Corrijo, me equivoque, te añado el otro.
http://www.youtube.com/watch?v=kW8kDjFQfks&ob=av2e