domingo, 17 de julio de 2011

Desaparecer



Cómo sabeis estoy en plena aborágine teatrera gracias a la programación del Grec y ayer fui a ver "Desaparacer", espectáculo basado en textos de Edgar Allan Poe, interpretado por Juan Echanove y Maika Makovski y dirigido por Calixto Bieito, director de teatro moderno donde los haya.

Movida por mi gran pasión por Poe cuando vi esta joyita me tiré de cabeza a comprarme una entrada. Y ahí que me fui yo ayer, toda ilusionada entrada en mano, dispuesta a disfrutar de la grandeza y oscuridad de los textos de Poe en voz y presencia de un actor sensacional como es Juan Echanove. El problema de crearte grandes expectativas es que puede que éstas no se cumplan y lo que es un buen espectáculo se convierta, en tu alma ilusionada, en un espectáculo decente.

La obra empezó con Maika Makovski, cantante mallorquina con una voz increible (muy acorde con la temática de la función) y un gran talento al piano, introduciendo la atmósfera con una pequeña composición de creación propia, cómo toda la música de la obra. A continuación un Echanove al que sólo se le podía intuir, obra y gracia del derroche de humo en el escenario, recitando unos versos de poemas cortos de Poe.

Un consejo al Sr. Bieito, vale que es muy moderno, vale que hay que crear atmósfera fantasmagórica pero de ahí a intoxicar al reparto y la mitad de la sala hay un margen muuuuuuuy amplio! Qué manera de echar humo! A los cinco minutos estaba la mitad de la platea tosiendo, servidora de ustedes incluida, y el conseguir ver la figura de Echanove y Makovski, detallar las expresiones misión imposible, era una quimera! Así que, para próximas veces, ahorremos un poquito en humo que la salud de todos lo agradecerá.

La primera parte de la función se fue desarrollando con grandes intervenciones de Makovski y pequeños soliloquios de Echanove, yo pensé que para eso no hacía falta desperdiciar un talento de las tablas como ese. Pero entonces llegó el momento de "El gato negro", ahí sí se demuestra el talento y ahí sí se justifica y de sobras la presencia de Juan Echanove en el escenario. No hace falta decir que este hombre es un monstruo de la interpretación y que el relato resultó soberbio, transmitiendo la angustia y desesperación que transpiran los cuentos tétricos de Poe. Luego fue el turno de "El cuervo" desplegando las alas como el propio animal, "Nunca más", "Nunca más", "Nunca más"...

Repasando mentalmente tengo que decir que el espectáculo me gustó y mucho, aunque a la salida del teatro me quedó un regusto de querer más, de esperar más. Si me hubieran dejado hacer peticiones hubiera pedido el relato de "La máscara roja", mi favorito de Poe, seguro que en el cuerpo de Echanove y la música de Makovski hubiera sido mejor, si cabe, que en mi cabeza.

2 comentarios:

Uno dijo...

A veces la gente que hace teatro es más crítica con las obras que ve. Seguramente es porque es más observadora y conoce mejor el coste de todo lo relacionado con el escenario.

Lo del humo sin duda es una cagada. A veces por querer impresionar, hacerlo diferente o prender emociones se exceden con los artificios hasta casi llegar a echar a perder los verdaderamente importante, la esencia: la obra.

Besotes

Yo misma dijo...

Sí que es cierto que desde que empecé a trabajar en el teatro y, posteriormente, estar en el grupo me he vuelto más crítica con lo que veo. Son los pros y los contras de conocer la industria teatril!

La idea del humo era buena, pero el exceso fue lo que la cagó. A ver si para la próxima no la lian!